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Formación Diaconal

Curriculum del Aspirantado

La conferencia episcopal de los Estados Unidos, en su Directorio Nacional Directorio Nacional para la Formación, Ministerio y Vida de los Diáconos Permanentes en Estados Unidos, afirma que “Alguien que vaya a servir como diácono necesita una formación que promueva un desarrollo integral, por ello formula una serie de requerimientos a los institutos que se dediquen a preparar a hombres comprometidos con la fe y la comunidad para este ministerio.

Al comienzo del camino formativo requiere que se realice un año de aspirantado, que es el tiempo que sigue a la aceptación al programa de parte del obispo local y antecede a la aceptación como candidato al diaconado. Este primer período propedéutico dura un año en el Programa de Formación al Diaconado Permanente que realiza la Arquidiócesis de Chicago, y tiene como finalidad discernir la capacidad y preparación del aspirante para ser aceptado como candidato para la formación.

Dimensiones de la formación diaconal

Así como los requieren las Normas Básicas y el Directorio Nacional, durante este año se destacan cuatro dimensiones en el itinerario formativo: Las dimensiones humanas, espiritual, intelectual y pastoral: “Por tanto, las cuatro dimensiones de la formación deben correlacionarse para alcanzar una continua integración de sus objetivos en la vida de cada participante y en el ejercicio de su ministerio.” Dichos documentos afirman que “las cuatro dimensiones o áreas específicas en la formación — humana, espiritual, intelectual y pastoral — son esenciales en todas las etapas del proceso de formación diaconal.

A continuación enumeramos los temas desarrollados durante el año en encuentros y talleres formativos agrupados bajo este criterio.

Dimensión Humana

El objetivo es ayudar al candidato a desarrollar su personalidad humana de manera que sirva de puente y no de obstáculo a los demás en el encuentro con Jesucristo.

“La formación para el ministerio comienza con la formación y el desarrollo humano. Los participantes deben, por lo tanto, cultivar una serie de cualidades humanas, no solamente para su desarrollo y autorrealización, sino también con miras a su ministerio.”

Las metas de esta dimensión durante la formación del candidato incluyen lo siguiente:

  • Ser capaz de compartir sus experiencias y sus actitudes con los demás según lo verificado en la comunidad formativa, grupo de mentores, colocación en el ministerio pastoral, y autoevaluación.
  • Llegar a ser tanto líder como seguidor.
  • Usar su conocimiento para animar a los demás a reflexionar y compartir sus experiencias en el diálogo y la acción.
  • Demostrar la utilización de recursos adecuados para su desarrollo físico, emocional y espiritual.
  • Tener la iniciativa de estudiar por sí solo y cumplir con las tareas asignadas.
  • Saber escuchar, respetar a todas las personas y ser aceptado como participante de confianza que sabe guardar confidencias.
  • Poder estar abierto al cambio mediante el crecimiento reflexivo en la comprensión.
  • Poder expresar su posición en forma franca al compartir el diálogo y el estudio sin sentirse intimidado ni intimidar a los demás.
  • Integrar y fijar prioridades en sus límites personales en relación con la familia, diversiones, trabajo, ministerio y tiempo a solas.
  • Contribuir a un sistema de apoyo entre ellos.

Los temas más destacados tratados en encuentros semanales y en talleres mensuales son:

  • Dones, talentos y carismas
  • Matrimonio y familia
  • Test de personalidad Myers Briggs
  • Teología del cuerpo y sexual
  • Desarrollo humano, fe y conversión
  • Inventario Matrimonial

Dimensión Espiritual

Esta dimensión es el corazón y centro unificador de toda formación cristiana.

La meta de la formación espiritual es “revestirse de la mente de Cristo”, nutriendo actitudes, hábitos y prácticas que ayuden a desarrollar una vida espiritual auténtica y creciente. Siendo siempre dinámica, su fin es promover el desarrollo de la nueva vida recibida en el Bautismo, estableciendo y alimentando actitudes, hábitos y prácticas que fijarán la base de toda una vida de continua vida en el Espíritu.[3]

Como metas, esta dimensión buscará:

  • Ayudar a cada candidato a crecer en santidad, profundizando y cultivando su compromiso con Cristo y con la Iglesia.
  • Ayudar a profundizar su vida de oración personal, familiar, comunitaria y litúrgica, e infundir en el candidato un compromiso de oración diaria por la Iglesia, especialmente mediante la liturgia de las horas.
  • Ayudar al candidato a discernir si tiene vocación para el diaconado.
  • Fortalecer los carismas que ya ha demostrado en su vida.
  • Ayudar a integrar su nuevo compromiso de prepararse para el diaconado con los compromisos previos con su familia y con su empleo profesional.
  • Estar familiarizado con la relación entre espiritualidad y su compromiso con el ministerio de la caridad y de la justicia de la Iglesia.
  • Estar familiarizado con los escritos clásicos y contemporáneos sobre espiritualidad y el testimonio de los santos.
  • Estar preparado para los desafíos del liderazgo espiritual que su ministerio implica.
  • Estar familiarizado con la formación doctrinal.

Los temas tratados en encuentros semanales y en talleres mensuales son:

  • Retiro inicial (Orientación inicial)
  • Vocación y discernimiento
  • Discipulado y vida cristiana
  • Modelos de oración
  • Crecimiento y desarrollo espiritual
  • Dirección espiritual
  • Espiritualidad cristiana
  • Introducción a la Liturgia de las horas
  • Teoría y práctica de Lectio Divina
  • Reflexión teológica
  • Lectura y discusión del libro Camino al Corazón
  • Lectura y discusión del libro Peregrino Ruso
  • Retiro final

Dimensión Intelectual

Una sociedad e Iglesia cada vez más educada y las nuevas responsabilidades de liderazgo en el ministerio diaconal, requieren que el diácono sea un testigo instruido y confiable de su fe y un vocero de las enseñanzas de la Iglesia. Por esto, esta dimensión debe comunicar un conocimiento de la fe y de la tradición de la Iglesia que sea “amplio y profundo”, fomentando el estudio sistemático de la Biblia, la Tradición y el Magisterio, y del Catecismo de la Iglesia Católica, haciendo hincapié en el significado doctrinal y en el triple ministerio del Diaconado.

La formación intelectual es un precioso instrumento para un discernimiento y ministerio efectivos.[4]

Como metas, esta dimensión buscará incluir en la formación:

  • Conocer las enseñanzas principales de la Iglesia y dialogar sobre temas de actualidad a la luz de esas enseñanzas.
  • Poder hablar de manera informal acerca de las vocaciones cristianas y del ministerio ordenado, particularmente sobre la Orden de los Diáconos y su triple ministerio de palabra, liturgia y caridad y poder relacionar este conocimiento con su discernimiento vocacional personal y comunal.
  • Participar activamente en la Eucaristía como lector o como ministro extraordinario de la Eucaristía, y en el ministerio con los enfermos.
  • Poder experimentar e invitar a los demás a experimentar profundas expresiones de oración y formas de espiritualidad cristiana.
  • Pueda remitir a otros a los recursos pastorales apropiados, según las necesidades de la comunidad.

Los temas tratados en encuentros semanales y en talleres mensuales son:

  • Teología del Diaconado Permanente
  • Iglesia, Tradición y Magisterio
  • Iglesia, Pastoral y Ministerio
  • Iglesia, Liturgia y vida y sacramental
  • Documentos Latinoamericanos – CELAM
  • Reflexión Teológica y Reflexión Crítica
  • Elementos de la comunicación
  • Ecumenismo
  • Catecismo de la Iglesia Católica

Dimensión Pastoral

El propósito de esta dimensión es mucho más que familiarizar al participante con algunas técnicas pastorales: se trata de iniciar al aspirante y candidato en la sensibilidad de lo que significa ser un discípulo de Jesús que vino a servir, no a ser servido.

El objetivo aquí perseguido es discernir los dones del aspirante para el triple ministerio de la palabra, la liturgia y la caridad, y su capacidad de hacer un compromiso de por vida a estos ministerios, como también evaluar si la esposa del candidato y su familia están dispuestos a aceptar y apoyar su vocación y ministerio.

Esta dimensión es la integradora del proceso de formación, forjando un lazo estrecho entre las otras tres dimensiones, e incluye como metas:

  • Poder nombrar los recursos teológicos apropiados que sean útiles para el estudio y servicio ministerial.
  • Poder comunicarse eficazmente en forma oral y escrita.
  • Utilizar eficazmente diversos patrones de comunicación cultural según sea el caso, y usar recursos multiculturales apropiados y dirigir a los demás hacia éstos.
  • Discernir la manera en que Dios lo llama al ministerio y, en reflexión, relacionar su experiencia pastoral y personal con la teología, captando la presencia de Dios al interesarse por las necesidades de pobres o de los más necesitados.

Los temas tratados en encuentros semanales y en talleres mensuales son:

  • Identidad ministerial y acompañamiento
  • Ministerios y carismas
  • Ministerio diaconal
  • Ministerio de la Palabra
  • Ministerio de la Caridad
  • Ministerio de la Liturgia
  • Iglesia, comunidad de misión
  • Etapas del Proceso de RICA
  • Violencia doméstica
  • Introducción a la experiencia pastoral de verano

Curriculum de la Candidatura

CURSOS DEL PROGRAMA DE FORMACIÓN EN EL DIACONADO PERMANENTE

Diaconado I

  • Principios de Interpretación del Antiguo Testamento
  • Teología Fundamental
  • Principios de Interpretación del Nuevo Testamento
  • Historia de la Iglesia
  • Teología Litúrgica
  • Cristología

Diaconado II

  • Espiritualidad Cristiana
  • Misiología
  • Ética Social Cristiana
  • Derecho Canónico
  • Eclesiología
  • Introducción a la Homilética

Diaconado Ordenación

  • Teología de los Sacramentos
  • Práctica Homilética
  • Seminario de Integración
  • Manejo de Libros Litúrgicos
  • Documentos del Vaticano II
  • Matrimonio en el Derecho Canónico
  • Patrística

TALLERES DE FORMACIÓN DEL PROGRAMA DE DIACONADO

Diaconado I

  • Retiro Inicial
  • Espiritualidad Diaconal
  • Oración y Vida
  • Doctrina Social de la Iglesia
  • Métodos Bíblicos para el estudio y la predicación
  • Comunicación y Manejo del Discurso
  • Acompañamiento- Sexualidad y Vida Ministerial
  • Formación de Comunidad I
  • Catecismo de la Iglesia Católica
  • Ecumenismo
  • Retiro Final

Diaconado II

  • Retiro Inicial
  • Ministerio Multicultural I
  • Trayectoria del Ministerio Hispano
  • Espiritualidad Diaconal II
  • Eclesiología y Comunión
  • Organización y Planificación Pastoral II
  • Identidad Ministerial y Ministerio Apostólico de María
  • Matrimonio y Ministerio Diaconal
  • Formación de la Comunidad II
  • Retiro final

Diaconado Ordenación

  • Retiro Inicial
  • Ministerio Multicultural II
  • Etapas del proceso de RICA
  • Consejería y Acompañamiento Pastoral
  • Formación y Planificación Pastoral I
  • Sexualidad e Intimidad en los Ministerios parroquiales
  • Formación y Planificación Pastoral II
  • Sesión de Acompañamiento
  • Retiro final

Requisitos generales del Diaconado Permanente

El primer perfil diaconal lo encontramos trazado en la Primera Carta de San Pablo a Timoteo: «También los diáconos deben ser dignos, sin doblez, no dados a beber mucho vino ni a negocios sucios; que guarden el Misterio de la fe con una conciencia pura. Primero se le someterá a prueba y después, si fuesen irreprensibles, serán diáconos… Los diáconos sean casados una sola vez y gobiernen bien a sus hijos y su propia casa. Porque los que ejercen bien el diaconado alcanzan un puesto honroso y grande entereza en la fe de Cristo Jesús» (1 Tim 3, 8-10.12-13).

Requisitos para aplicar al programa del diaconado permanente

El programa del Diaconado Permante consta de dos partes: Una primera parte es el Año de Aspirantado y la otra es el tiempo de Candidatura. El año de Aspirantado es un año de discernimiento y crecimiento espiritual. Durante este tiempo se requiere la participación de las esposas.

El tiempo de Candidatura (Tres años) se dedica a la formación teológica, pastoral y espiritual de los candidatos a través de cursos, talleres, días de formación, acompañamiento espritual y práctica pastoral supervisada. Durante este tiempo se anima a la participación de las esposas.

Los futuros candidatos al programa de Diaconado Permanente deben ser hombres de fe y compasión que han demostrado un deseo genuino de servir en parroquias, agencias arquidiocesanas y comunidades y, sensibles a la realidad de justicia y paz  de nuestra sociedad. Las personas que postulen al programa del Diaconado deberán haber cursado los dos años del programa de Ministerio Pastoral Laico.

Criterios de selección:

  • Tener el pleno consentimiento de la esposa y familia.
  • Contar con la aprobación y apoyo del párroco.
  • Haber cursado y concluído exitosamente el programa de Formación del Ministerio Laico o su equivalente.
  • Ser recomendado por el párroco y tener el apoyo de la administración parroquial y comunidad.
  • Tener entre 32 y 60 años de edad al tiempo de admisión.
  • Poseer integridad moral.
  • Tener un historial de servicio en la parroquia o comunidad de por los menos tres años.
  • Seguridad de empleo y estabilidad financiera.
  • Buena salud física y mental, y libre de adicciones.
  • Tener diploma de escuela superior o su equivalencia,
  • Tener aptitud para realizar el trabajo que requieren los cursos y el programa de formación
  • Si es casado, debe ser un matrimonio estable y válido según el Derecho Canónico de por lo menos, cinco años.
  • Si es soltero, tiene que estar dispuesto a hacer la promesa del celibato al momento de la ordenación.
  • Debe dar autorización para revisar sus antecedentes personales.
  • Como voluntario en su parroquia, debiera haber participado del programa del “Protegiendo los hijos/as de Dios”, ( Programa Virtus)
  • Ser residente en la Arquidiocesis de Chicago.

Las personas que apliquen a este programa tendrán una entrevista de admisión y se pedirán referencias a sus párrocos y colegas en el ministerio que desarrollan en sus parroquia.


Personas involucradas en el proceso de formación diaconal

El obispo

En la formación de los diáconos permanentes, el primer signo e instrumento del Espíritu de Cristo es le obispo. El es el responsable ultimo de su discernimiento y su formación.

El Director de Formación

Tiene la tarea de coordinar a las distintas personas comprometidas en la formación, de presidir y animar toda la labor educativa. Tiene la obligación de presentar al Obispo el juicio de idoneidad sobre los aspirantes para su admisión entre los candidatos, y sobre los candidatos para su promoción al orden del diaconado.

El Equipo de formación diaconal

El Supervisor (Párroco)

Cada Candidato deberá tener un Supervisor. Esta persona será por regular el párroco u otra persona asignada por el Párroco. El Supervisor y Candidato se reunirán mensualmente para compartir cómo va su proceso de formación y su crecimiento en relación con su servicio pastoral. Al mismo tiempo, el Supervisor ayudará al candidato a tener una mayor integración al trabajo ministerial de la parroquia, cuidando que se dé prioridad a la formación y al estudio. El candidato tiene el deber de tener al tanto a su supervisor de lo que está ocurriendo en el proceso de formación diaconal.  El Supervisor deberá enviar una evaluación escrita al final de cada trimestre.

El/la acompañante espiritual

La Dirección Espiritual es parte integral del proceso de formación de toda persona que se prepara para el ministerio pastoral. Es el acompañamiento en el camino espiritual de una persona para ayudarle a discernir lo que El Espíritu Santo le está motivando sobre los designios y la voluntad de Dios en su vida. Es la formación individual de una persona que busca con sinceridad el crecimiento personal hacia la santidad. Generalmente la dirección espiritual es entre dos personas: el/la director(a)/acompañante y el/la dirigido/a. Se recomienda que también las esposas de los Aspirantes y Candidatos tengan un director espiritual.

Profesores

Contribuyen notablemente a la formación de los futuros diáconos. Nutren la fe de los candidatos y los preparan para la tarea de maestros del pueblo de Dios. Deben de estar dispuestos a colaborar con las demás personas comprometidas en la formación.

Comité de Evaluación (Escrutinio)

La comunidad (Parroquia): La formación de los diáconos, como la de los demás ministros y de todos los bautizados, es una tarea que implica a toda la Iglesia.  Esta llamada a acompañar.

El rol (o la participación) de la esposa.

“La familia es la comunidad primaria que acompaña al candidato en su jornada de formación. A los candidatos casados, la comunión de vida y amor establecida por la alianza matrimonial y consagrada por el Sacramento del Matrimonio ofrece una ayuda singular en el proceso de formación. La familia del candidato soltero también contribuye a su formación…”

Durante el tiempo del Aspirantado, es requisito que la esposa del aspirante acompañe a su esposo a todos y cada uno de los eventos programados. Con esto se busca que la esposa conozca y entienda bien lo que es el diaconado, y las responsabilidades y el estilo de vida que éste demanda, de modo que ella sea plenamente consciente de ello antes de otorgar su permiso.

Durante los años de Candidatura, las esposas tienen la opción de una participación completa o parcial en el programa. Esto significa que, aunque las esposas no están obligadas a participar en los cursos para diáconos, ellas podrán participar en los cursos si así lo desean. Las esposas que se comprometan a acompañar a sus esposos deberán participar de todas las clases y actividades que requiera el programa; las esposas que decidan no acompañar a sus esposos en los cursos deberán entonces acompañarán a sus esposos en todos los días de formación, talleres, reuniones de evaluación y retiros.

Evaluaciones

Tanto los Supervisores como el Equipo de Formación harán evaluaciones escritas trimestralmente sobre el proceso del candidato y su esposa; del mismo modo, el candidato y su esposa presentarán una autoevaluación de su proceso. Las evaluaciones servirán al Equipo de Formación como una guía para ver dónde los participantes necesitan más ayuda, como también para ir descubriendo los signos positivos del llamado diaconal. “Toda evaluación tiene un doble propósito. Afirma la identificación del participante de sus dones y capacidades, exhibe áreas de mayor crecimiento y desarrollo, e indica sus limitaciones”.[2]

Entrevista/evaluación anual

Al final de cada año habrá una reunión entre el candidato y su esposa, el supervisor/párroco, y el equipo de formación. Esta reunión tiene como objetivo facilitar un diálogo para evaluar el proceso de formación del candidato. El candidato presentará una reflexión de su proceso, así como el equipo de formación harán sus comentarios y observaciones del proceso. Se pondrá atención en los logros y retos en cada una de las áreas de crecimiento: personal, espiritual, intelectual y pastoral.