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Acerca del Diaconado Permanente

Legado del Concilio Vaticano II: Vuelta a los orígenes.

Una de las grandes contribuciones del Concilio Vaticano II fue la restauración del Diaconado como ministerio efectivo el cual se convirtió en un recurso para anunciar y hacer más presente el misterio de Jesucristo en la Iglesia.

Historia del Diaconado

“En aquellos días, a medida que crecía el número de discípulos, hubo quejas de los griegos contra los hebreos, porque sus viudas habrían sido descuidadas en la distribución diaria. Entonces los Doce convocaron a una reunión de los discípulos y dijeron: No es razonable que abandonemos la palabra. Por lo tanto, hermanos, he elegido de entre ustedes siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y la sabiduría, a quienes confiaremos este oficio. Responderemos a la oración y al ministerio de la palabra sin cesar. Eligieron a Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo; Felipe, Procoro, Nicanor, Timon, Parmenas y Nicolas, prosélito de Antioquía. (Hechos 6, 1-6)

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Nelly Lorenzo
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El Diaconado Permanente en la Arquidiócesis de Chicago

La Arquidiócesis de Chicago ordenó a sus primeros Diáconos Permanentes en el año 1972. Actualmente cuenta con 719 diáconos permanentes, 536 de ellos prestan servicio activo, de los cuales 152 son hispanos, quienes ejercen su servicio en la Arquidiócesis.


Identidad del Diaconado Permanente

Las palabras diácono y diaconado derivan del término griego diakonia, que significa servicio o ministerio. Es así como un diácono es ordenado por la Iglesia esencialmente para el servicio[4]. La sagrada Orden del Diaconado sebe ser “una fuerza impulsadora al servicio de la Iglesia o diakonía en las comunidades cristianas locales, y como un signo o sacramento del mismo Cristo que ‘vino no a ser servido, sino a servir.” Esta dimensión de servicio está unida a la dimensión misionera de la Iglesia.

El Vaticano II en su Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium,[5] habla de tres áreas de servicio diaconal: el ministerio de la Caridad, el ministerio de la Palabra y el ministerio de la Liturgia. El diácono tiene la flexibilidad de dedicar sus talentos especiales bajo la guía del Espíritu, y a través de la Iglesia a contribuir a la misión de la Iglesia dentro de su propia actividad en la sociedad y en la comunidad del mundo.

El Directorio para el ministerio y la vida de los diáconos permanentes afirma que “El diácono está llamado a ser signo vivo de Cristo siervo y al mismo tiempo está llamado a asumir la tarea de la Iglesia “escrutar a fondo los signos de la época e interpretarlos a la luz del evangelio” (#43).

El Papa san Juan Pablo II en diferentes ocasiones habló sobre papel especial de los diáconos en el mundo. La gracia sacramental de su ordenación les fortalece y hace sus esfuerzos fructíferos; asimismo, su ocupación temporal les da la entrada a la esfera temporal en formas que no es apropiada para otros miembros del clero[1].

Podríamos decir que el proyecto pastoral del Papa Francisco se resume en la expresión “diaconía”, es decir servicio:

“Camino, servicio, gratuidad”.  Son las tres palabras en torno a las cuales el Papa Francisco desarrolló su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. El Pontífice subrayó que un discípulo está llamado a caminar para servir y anunciar el Evangelio gratuitamente, venciendo el engaño de que “la salvación viene de las riquezas”.

“Camino, servicio, gratuidad”.  El Santo Padre articuló su homilía sobre estos tres puntos, comentando el pasaje del Evangelio del día, en que Jesús envía a los discípulos a anunciar la Buena Nueva.  Y recordó que el Señor los envía a hacer un camino que no es “un paseo”, sino que los envía con “un mensaje: anunciar el Evangelio, salir para llevar la Salvación, el Evangelio de la Salvación”.

El Papa Bergoglio explicó que la tarea que Jesús da a los discípulos es llevar la Buena Noticia. “Mientras si un discípulo se queda detenido y no sale, no da a los demás lo que ha recibido en el Bautismo, no es un verdadero discípulo de Jesús, puesto que le falta el carácter misionero, le falta salir de sí mismo para llevar algo bueno a los demás”:

“La vocación del diácono no puede ser otra que esta: ser servidor de todos, del hermano esperado y de aquel otro no previsto”.

“Si un discípulo no camina para servir, no sirve para caminar. Si su vida no es para el servicio, no sirve para vivir como cristiano”.

“El diácono ha acogido la Palabra de Dios como compromiso prioritario justamente el día de su ordenación: ‛Recibe el Evangelio de Cristo, del cual has sido constituido mensajero; convertirte en fe viva de lo que lees, y lo que has hecho se viva enséñalo, y cumple aquello que has enseñado’”.

En su gran mayoría, los diáconos están asignados al servicio de una comunidad local en una parroquia; pero además, muchos de ellos brindan servicios muy diversos, tales como el ministerio en la pastoral de hospitales (pastoral de la salud), centros correccionales y cárceles, en hogares de ancianos y de niños; participan también en instituciones diversas que brindan servicios sociales a los pobres, y trabajan en la pastoral familiar, en movimientos de renovación de la Iglesia, en la pastoral de consuelo o de la esperanza frente a la muerte, dirigen retiros espirituales, y están involucrados en la administración de sus parroquias, entre otros.

[4] Marcos 10, 43-45: El servicio, como nos lo ejemplifica Jesús, es la razón fundamental del diaconado.
[5] Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium, número 29: Funciones diaconales: Diaconía de la Palabra, Diaconía de la Liturgia y Diaconía de la caridad.
[6] Juan Pablo II sobre los diáconos, en la audiencia general del miércoles 13 de octubre de 1993; También, durante el rezo dominical del Ángelus, Plaza de san Pedro, 20 de febrero de 2000, en ocasión de las celebraciones del año jubilar.


Requisitos generales del diaconado

El primer perfil diaconal lo encontramos trazado en la Primera Carta de San Pablo a Timoteo: «También los diáconos deben ser dignos, sin doblez, no dados a beber mucho vino ni a negocios sucios; que guarden el Misterio de la fe con una conciencia pura. Primero se le someterá a prueba y después, si fuesen irreprensibles, serán diáconos… Los diáconos sean casados una sola vez y gobiernen bien a sus hijos y su propia casa. Porque los que ejercen bien el diaconado alcanzan un puesto honroso y grande entereza en la fe de Cristo Jesús» (1 Tim 3, 8-10.12-13).

Requisitos para aplicar al programa del diaconado permanente

El programa del Diaconado Permante consta de dos partes: Una primera parte es el Año de Aspirantado y la otra es el tiempo de Candidatura. El año de Aspirantado es un año de discernimiento y crecimiento espiritual. Durante este tiempo se requiere la participación de las esposas.

El tiempo de Candidatura (Tres años) se dedica a la formación teológica, pastoral y espiritual de los candidatos a través de cursos, talleres, días de formación, acompañamiento espritual y práctica pastoral supervisada. Durante este tiempo se anima a la participación de las esposas.

Los futuros candidatos al programa de Diaconado Permanente deben ser hombres de fe y compasión que han demostrado un deseo genuino de servir en parroquias, agencias arquidiocesanas y comunidades y, sensibles a la realidad de justicia y paz  de nuestra sociedad. Las personas que postulen al programa del Diaconado deberán haber cursado los dos años del programa de Ministerio Pastoral Laico.

Criterios de selección:

  • Tener el pleno consentimiento de la esposa y familia.
  • Contar con la aprobación y apoyo del párroco.
  • Haber cursado y concluído exitosamente el programa de Formación del Ministerio Laico o su equivalente.
  • Ser recomendado por el párroco y tener el apoyo de la administración parroquial y comunidad.
  • Tener entre 32 y 60 años de edad al tiempo de admisión.
  • Poseer integridad moral.
  • Tener un historial de servicio en la parroquia o comunidad de por los menos tres años.
  • Seguridad de empleo y estabilidad financiera.
  • Buena salud física y mental, y libre de adicciones.
  • Tener diploma de escuela superior o su equivalencia,
  • Tener aptitud para realizar el trabajo que requieren los cursos y el programa de formación
  • Si es casado, debe ser un matrimonio estable y válido según el Derecho Canónico de por lo menos, cinco años.
  • Si es soltero, tiene que estar dispuesto a hacer la promesa del celibato al momento de la ordenación.
  • Debe dar autorización para revisar sus antecedentes personales.
  • Como voluntario en su parroquia, debiera haber participado del programa del “Protegiendo los hijos/as de Dios”, ( Programa Virtus)
  • Ser residente en la Arquidiocesis de Chicago.

Las personas que apliquen a este programa tendrán una entrevista de admisión y se pedirán referencias a sus párrocos y colegas en el ministerio que desarrollan en sus parroquia.


Esposa

Sumado a la estabilidad de la vida familiar, los candidatos casados no pueden ser admitidos «si no consta, además del consentimiento de la esposa, la probidad de sus costumbres cristianas y que no hay nada en ella, aun en el orden natural, que resulte un impedimento o un deshonor para el ministerio del marido».


Preguntas frecuentes

  1. ¿Qué es la formación diaconal?

Es la realidad de acción y efecto que requiere tiempo y espacio, en la que un grupo de cristianos participa, ya sea para formar o para formarse, buscando enseñar o aprender los elementos propios del servicio evangélico en la Iglesia Católica. La formación diaconal privilegia cuatro áreas o dimensiones que constituyen el ideal de integración en la vida del futuro diácono permanente. Dichas dimensiones son: las áreas espiritual, humana, intelectual y pastoral. Esta formación tiene como meta acompañar a los involucrados en el proceso para que busquen la salvación de las almas, propias y de los demás, por medio de una participación generosa, desinteresada y genuina en la proclamación y vivencia de la Palabra, la celebración de la fe en la liturgia y en las acciones de caridad de cada día en medio a la comunidad donde se encuentren.

  1. ¿Qué beneficios tiene realizar la formación diaconal?

Los beneficios de participar en el programa de formación diaconal son múltiples, independientemente si se concluye o no con la meta presupuestada. Entre otros beneficios, los participantes notarán un crecimiento en el conocimiento general en las áreas humana, espiritual, intelectual y pastoral. Después de recibir esta formación serán líderes en sus comunidades con una fe ilustrada y fundamentada en la Revelación Divina, la Tradición Apostólica y el Magisterio de la Iglesia. Sus familias y comunidades de origen se verán enriquecidas con la presencia de ministros formados adecuadamente en las virtudes cristianas, teologales y cardinales.

  1. ¿Realmente necesito esta formación para ser diácono?

En realidad, no es necesaria esta formación diaconal para servir en la Iglesia porque cada bautizado está llamado a realizar una misión que en sí misma es un mandato para servir con caridad y generosidad, sin embargo, quien siente el llamado al diaconado permanente y decide responder, será un servidor con la gracia que le confiere el Orden sagrado.

  1. ¿En cuánto tiempo se realiza el proceso de formación diaconal?

El proceso de formación diaconal es diverso para cada candidato, sin embargo, la mayoría de los participantes lo concluye en un período de 4 años, si ya ha cumplido con el prerrequisito de la formación en el ministerio laico, el cual se realiza en dos años. Algunos candidatos, de acuerdo con su párroco y el equipo de formación diaconal, pueden alargar el proceso por un período superior a los 4 años.

  1. ¿Cuánto cuesta un año de formación diaconal?

Actualmente el año de formación diaconal anual, oscila entre $3.415.00 y $3.715.00 más otros gastos adicionales por conceptos de materiales de estudio y transporte que corren directamente por parte de cada participante.

  1. ¿Quién asume el costo de la colegiatura del durante el tiempo de la formación diaconal?

En la Arquidiócesis de Chicago, generalmente el costo de la formación diaconal es asumido por las parroquias de origen de los aspirantes y candidatos. Sin embargo, se dan casos en los que la responsabilidad financiera es compartida entre el formando y la parroquia; entre las partes acuerdan el porcentaje de participación de cada uno, manifestado a través de un contrato que el Instituto de Liderazgo provee.

  1. ¿Ofrecen ustedes algún tipo de ayuda financiera?

Aunque no se niega a nadie la entrada en el programa de formación diaconal por falta de recursos financieros, la ayuda que ofrecemos es limitada y destinada, en primera instancia a aquellos aspirantes y candidatos que no cuentan con el apoyo de sus comunidades de origen. Dado a que no tenemos un fondo fijo para ayuda financiera, cada año es diferente, pero en ocasiones contamos con el apoyo de gente generosa o patrocinadores externos para la formación diaconal.

  1. ¿Qué métodos de pago aceptan?

El participante en el programa de formación diaconal puede pagar su colegiatura por medio de cheques personales, tarjeta de crédito o débito, Money Orders y dinero en efectivo. Puede hacer su pago visitando nuestra oficina, a través de llamada telefónica o por medio del portal del estudiante que encuentra en la página web de la University of saint Mary of the Lake.

  1. ¿Cómo empiezo?

Hay varias maneras de iniciar en nuestro programa de formación diaconal. Una puede ser interesándote y manifestando a tu párroco la intención de iniciar el camino al Diaconado Permanente en el Instituto de Liderazgo Pastoral. Otra forma puede ser comunicándote con nosotros por medio de llamada telefónica o a través de correo electrónico, pidiendo más información y comunicando tu interés por el tema que ahora nos ocupa. Para comunicarte con nosotros directamente puedes hacerlo llamando al 847-837 – 4559 o escribiendo al correo electrónico dramirezflorez@usml.edu.